martes, 1 de abril de 2008

Las cosas puede terminar bien


Ojalá no te hubiera conocido nunca (x4)
Para no amarte siempre, para no verte sin verte,para borrar tu recuerdo del que siempre me acuerdo y nunca me deja en paz
.oh ouo ouo oh ouo (x2)
Aquel día en aquel sueño soñando soñé, que estaba soñando contigo,bajo un cielo de estrellas mil, hay que ver, precioso, precioso.Y en aquel mar que no nos pudimos bañar, por ser tan caprichosos.
ojalá no te hubiera conocio nunca (x4)
Muchachito Bombo infierno

Este tipo de estrofas son algo corriente en nuestros días. Si se hiciera un estudio sobre la temática de las canciones compuestas durante los últimos quince años, estoy casi seguro, que ganarían las escritas para lamentarse de rupturas sentimentales. Con un predominio destacado de las quejas de “princesitas” defraudadas y de “machitos” ultrajados sobre todo lo demás.
El arrepentimiento puede ir más allá de la queja, en más de una ocasión el protagonista, centrado en su desesperación, intenta borrarlo todo de su memoria. Llegando incluso a renegar de las experiencias positivas y los momentos felices.
Nosotros, influenciados sin duda por la presencia en el cerebro del virus romántico, vemos en esto una prueba suprema de amor y consideramos al llorón de turno como un héroe de la pasión.
Pero esto no fue siempre así. A finales de los setenta, mezcladas con canciones de contenido político y ñoñerías dulzonas – que siempre las ha habido – aparecieron letras menos rencorosas, más optimistas.
Incluso Julio Iglesias, el rey de la canción insulsa, llegó a cantar cosas como “por el amor de una mujer”. Sí, por extraño que parezca esa canción era un canto la superación, no un acto de amargura eterna como la canción que encabeza este post.
Además de mujeres capaces de pedir “un hombre para después de media noche” o “materia caliente para esta tarde”, algunas se atrevían a recordar un único polvo como una experiencia bonita, sin reproches, sin tirar en cara a su amante no haber seguido a su lado hasta la eternidad.
Es el caso de ABBA y su canción Fernando. Donde una chica recuerda un encuentro erótico sin amargura ni decepción por no haber terminado en una unión mística hasta el fin de los tiempos. Algo bastante escaso en el panorama musical de principios del siglo XXI. Vale la pena leer la letra:

¿Puedes escuchar Fernando?
Me recuerda tiempo atrás
Estrellas y una noche allá
En la lumbre azul
FernandoTarareabas tu canción
Con ese suave guitarrear
Yo podía escuchar
Esos tambores con un sordo redoblar
Se acercaban más Fernando
Y el momento que pasaba
Parecía eternidad
Y sentí temor Fernando
Por la vida y juventud
Nadie pensaba en morir
Y no siento hoy vergüenza al
Confesar que tuve
Ganas de llorar
Algo había alrededor quizá
De claridad Fernando
Que brillaba por nosotros dos
En protección Fernando
No pensábamos jamás perder
Ni echar atrás
Si tuviera que volverlo a hacer
Lo haría ya Fernando
Si tuviera que volverlo a hacer
Lo haría ya Fernando
La vejez llegó Fernando
Y con ella una paz
Que hoy logramos disfrutar
Se durmió el tambor Fernando
Pareciera que fué ayer
Que lo vivimos tú y yo
Y en tus ojos veo aún
Aquel orgullo que refleja tu valor
Algo había alrededor quizá
De claridad Fernando
Que brillaba por nosotros dos
En protección Fernando
No pensábamos jamás perder
Ni echar atrás
Si tuviera que volverlo a hacer
Lo haría ya Fernando
©1976 Union Songs AB

Saber que las cosas pueden terminar bien, que podemos tener un buen recuerdo de nuestras relaciones hayan durado lo que hayan durado, quizá nos sirva para no caer en las garras del fatalismo, una de las vías de infección preferidas por el virus romántico.