sábado, 21 de noviembre de 2009

La conspiración del Universo



"Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver. " Paulo Coelho

Confieso que tras leer por primera vez este párrafo se me escapó un leve Mmmm… Pero no era una onomatopeya fruto de mi mente absorta ante la sabiduría de tan excelsas palabras, se trataba de un acrónimo. Un acrónimo de “Menuda memez más mema”. Y no incorporo otra palabra que empieza también por M porque soy educado. Pero una cosa es la educación y otra el pasotismo. Y sería imperdonable por mi parte no criticar tamaña sarta de tonterías.
Vamos a ver si crecemos un poco y empezamos a ver la realidad como es. Esta visión del Universo como cómplice de nuestros deseos cuando estos son muy intensos es de un infantilismo atroz. Sólo un cerebro triturado por la acción del virus romántico puede llegar a idear semejante majadería.
No se habéis tenido la oportunidad de hablar con alguna persona que haya logrado algún objetivo en su vida: Crear una empresa, un viaje, una escalada, un campeonato o simplemente salir con la persona de la que estaba enamorada. Pero si lo hacéis algún día, estoy seguro en un noventa por ciento que no os trasmitirán precisamente esta idea. La inmensa mayoría tiene la impresión de todo lo contrario.
Si de algo puede estar uno seguro es que el Universo se conjura para poner todo tipo de pegas a cualquier proyecto ideado por un ser humano. Sólo la constancia y la voluntad son capaces de vencer esa resistencia. Y muchas veces incluso manteniendo una férrea voluntad el único premio es el fracaso.
La segunda parte, la de “los dictados” del corazón es aún peor. Porque uno puede llegar a pensar en la primera frase como en una forma de animar a la gente. “Sigue insistiendo, porque en tu esfuerzo encontrarás la recompensa”. Sin embargo todo se estropea cuando hace una apología del Romanticismo en su forma más perniciosa.
Si algo asegura el fracaso en cualquier empresa humana es el atender únicamente a los consejos de la emoción. Porque la emoción busca siempre resultados a corto plazo. Te insta a cumplir con el deseo por encima de todo, incluidos tus valores. Es, por lo tanto, un muy mal consejo decirle a las personas que sigan los dictados del corazón.
El “New Age”, producto de las mentes resacosas de hippies y demás experimentadores de los años sesenta, es una corriente de pensamiento – si se puede calificar de tal – que combina la visión de mundo con un sentimentalismo exacerbado. Exactamente la misma visión de los románticos.
Para estos “pensadores” si uno no pone nunca en duda sus sentimientos consigue el éxito en la vida. Porque el Universo, un ser inteligente y bonachón, es partidario de la gente irreflexiva que toma decisiones dejándose llevar por la pasión y sin atender a razones.
Debemos vacunarnos ante estas influencias. Por supuesto está muy bien perseguir un sueño, pero no cualquiera. Creo que la mayoría hubiera estado muy agradecida a la persona que hubiera convencido a Adolf Hitler de no seguir su sueño de  “La Gran Alemania”. Tampoco admiraremos a un amigo que quiera convertir en realidad el sueño de examinarse sus propias entrañas abriéndose la panza con un cuchillo. Vamos, yo quisiera tener amigos que me lo quitaran de la cabeza.
Vuelvo a insistir e insistiré hasta hacerme pesado. Debemos someter a crítica cualquier emoción o sentimiento. Porque por algo nos ha dotado la Evolución de unos bonitos hemisferios cerebrales, sería una pena desperdiciarlos. “Ir donde el corazón te lleve” puede ser una mala estrategia porque el corazón puede llevarte a la muerte o peor: A dedicar toda tu vida a conseguir un objetivo inútil.