lunes, 26 de octubre de 2009

Cariño y Romanticismo

¿Quién no ha oído en algún momento la expresión: Qué poco romántico eres? La escribo en masculino porque son las mujeres las más quejosas en este sentido, pero también hay hombres que lamentan esta carencia de sus parejas.
¿Es correcta la expresión? ¿Realmente estas personas querrían vivir con un ser romántico? Creo que no.
Lo que la cultura popular denomina como romántico es en realidad el conjunto de actitudes y comportamientos encaminados a demostrar aprecio o amor a una persona. Algo natural y deseable en todas las relaciones humanas, pero imprescindible cuando estas son íntimas.
El problema es, como siempre, nuestro querido enemigo el virus romántico. En su propósito de confundir al máximo la mente racional de las personas, las hace percibir cualquier manifestación de cariño o afecto con una promesa de amor eterno. De esta manera idiotiza de tal forma al individuo que este va por el mundo viendo amores inmortales en cada sonrisa, en cada gesto amistoso y en cada palabra agradable.
Y si produce estas reacciones tan extremas ante demostraciones tan poco efusivas, no es difícil imaginar los efectos devastadores de una noche loca. Por eso muchas personas pierden la cabeza y la dignidad cuando, según ellas, inician una “bonita historia de amor” tras echar un polvo y, a veces, incluso antes.
Pero el virus romántico tiene otro efecto igualmente negativo: Crea resistencias. Los individuos no infectados o con el virus bajo control observan esas reacciones con estupor y se blindan. No es de extrañar que una persona expuesta a dos o tres reacciones exageradas vaya con mucho cuidado en demostrar cierto tipo de sentimientos. Sobre todo porque normalmente la gente lleva mal el ver sufrir a los demás, si para mayor INRI la culpan de ese sufrimiento la experiencia es aún peor.
Como este blog intenta encontrar formas de combatir al virus o, como mínimo sus efectos, propondré algunas estrategias. Depende cada uno seguirlas o no.

Para el grupo de los sanos resistentes

Si usted tiene dificultades para demostrar cariño por esta causa intente desbloquearse. Usted no es responsable de las reacciones exageradas de la otra persona. Como ya he dicho antes demostrar ternura no conlleva ningún tipo de compromiso. Usted seguramente le habrá acariciado el pelo a un niño o le habrá hecho monerías, pero no por eso se considera su padre.
En algunas ocasiones, más de las deseables, este bloqueo continúa incluso cuando ya se ha establecido una relación amorosa. Es una lástima, porque el cariño y la ternura hacen más llevadera esa cruz que Orcar Wilde decía que era el matrimonio. (Tan pesada que a veces era necesario llevarla entre tres).

Para el grupo de los infectados

Si usted tiende a ver relaciones eternas donde no las hay, a considerar todos sus ex amantes como personas execrables y manipuladoras porque no quisieron comprometerse para toda la vida la primera noche o cree que la vida es injusta porque está llena de personas incapaces de sentir pasión infinita desde el momento de conocerse o incluso antes, seguramente está infectada.
No pasa nada. Salvo en casos muy excepcionales el daño es reversible. Su cerebro es perfectamente capaz de reparar las averías, sólo debe recurrir a su razocinio y analizar el problema desde otra perspectiva.
El amor, el de verdad, llega con el tiempo. Las películas de Hollywood son eso, películas. Ninguna de las personas que han tenido una relación amorosa toda su vida llegó, si quiera, a imaginar al principio cuanto iba a durar.
Relájese y disfrute de la vida. Es difícil, lo se, pero con esfuerzo seguramente lo logrará. Las primeras embestidas son las más difíciles, las ideas parecen brotar de no se sabe dónde y colonizan la cabeza poco a poco. Es este el momento de parar, respirar profundo y pensar: Si ni siquiera lo conozco. Frene las expectativas y trátelas como lo que son, cuentos de la lechera.
Es cuestión de paciencia, con el tiempo tendrá menos razones para pensar “Ni siquiera lo conozco”, será entonces cuando podrá decir que ha empezado a querer a la otra persona.
El amor es un conjunto de sentimientos. Y como todos los sentimientos tienen una parte emocional pero otra intelectual. La emoción pura, tan valorada actualmente, no lleva a nada. Si no le pone contenido es muy fácil de caer en el Romanticismo y acabar haciendo el ridículo, o algo peor.

He escrito esto con cariño y para quitar hierro al asunto. Si alguien se ha visto reflejado, por favor que no se enfade. A veces una mirada irónica puede ser el mejor de los regalos.