jueves, 27 de agosto de 2009

Los candados del Puente Milvio


El virus romántico es capaz de transformar cualquier memez en un acto virtuoso. Si además la acción es inútil, peligrosa o perniciosa para el medio ambiente, mejor que mejor.
Este sin duda el caso de una bonita costumbre iniciada por un escritor de novelas altamente edulcoradas. Estoy hablando de Federico Moccia.
En su novela “Tengo ganas de Ti” los protagonistas sellan su amor (supuestamente para toda la eternidad) poniendo sus iniciales a un candado y poniendo dicho cando en el tercer farol del Puente Milvio, en Roma.
Federico Moccia decidió iniciar la moda imitando a los personajes de su libro. Como un cruel doctor Muerte cualquiera introdujo una mutación en el virus y este se diseminó de forma espectacular. Consecuencia: un monumento histórico del Patrimonio Nacioal Italiano víctima del vandalismo romántico. Miles de candados cuelgan del citado farol que ya ha caído un par de veces.

Estas cosas ocurren, actos incívicos en masa como las micciones nocturnas del barrio del Raval en Barcelona son un ejemplo. Pero lo realmente distintivo en este caso es la falta de crítica por parte del público en general.
Si una banda de punkis decidiera poner de manifiesto su admiración por algún cantante colgando imperdibles y cadenas del monumento a Giuseppe Manzini, una ola de indignación ciudadana se levantaría pidiendo la restitución de la dignidad de uno de los padres de la patria italiana. Pero como se hace en nombre del amor todos exclamamos: ¡Que bonito!
Y luego está el simbolismo ¿Qué es esto de simbolizar la pareja con un candado? Las relaciones entre las personas que se quieren deben basarse en la libertad de romper en cualquier momento. De otra forma no pueden considerarse relaciones amorosas.
Ya hemos visto los efectos sobre el pensamiento crítico de la infección romántica. Con la suspensión, esperemos que temporal i reversible, del juicio emergen aquellos tópicos inoculados en nuestra mente por la educación. Y en nuestra cultura, no lo olvidemos, la pareja se considera como un ente cerrado y eterno, aún resuena en nuestra mente el “hasta que la muerte los separe”.
Como siempre, el mejor remedio contra este nefasto virus es el espíritu crítico y el humor. Mucho humor, que no falte. Por favor, no os toméis estas cosas en serio.

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