lunes, 21 de septiembre de 2009

Virus residente

En cuanto el cuerpo detecta la presencia de un agente infeccioso el Sistema Inmunitario pone en marcha su maquinaria con el objetivo de eliminar la amenaza. Normalmente lo consigue, pero en determinadas ocasiones tan sólo logra mantener el enemigo a ralla.
Algunos virus, como el causante del herpes labial, permanecen en este estado toda la vida del individuo. Son virus residentes, pueden estar meses e incluso años sin producir ningún síntoma. Cuando ocurre una bajada de defensas – Fruto del estrés, por ejemplo - el “prisionero” se expande de forma local y breve si la bajada es circunstancial o por todo el organismo si es permanente.
Lo mismo ocurre con nuestros virus mentales. Durante la infancia colonizan el cerebro. Después, al desarrollarse la capacidad de crítica se van atenuando. Llega un momento, cuando tenemos una cierta edad, en que si la educación recibida ha sido la correcta el virus queda atenuado. Pero atenuado no quiere decir exterminado. Continúa estando, latente, esperando la caída de la defensa racional.
En dos post del 2007, concretamente:

http://antiromantica.blogspot.com/2007/05/variedad-patriarcal-primera-pandemia.html

http://antiromantica.blogspot.com/2007/06/variedad-patriarcal-segunda-pandemia_04.html

hablé de dos pandemias producidas por la variedad patriarcal del virus romántico. He de reconocer que estaba equivocado. Mi propia observación y la lectura de “La conjura de los machos” de Ambrosio García leal http://www.erotonomia.com/bibliografia/libros/laconjuradelosmachos.html me ha hecho llegar a la conclusión de que estamos delante de una especie, no de una variedad.
Al mezclarse los síntomas dando lugar a comportamientos por un lado estúpidos y por otro claramente machistas, me daba la impresión de estar frente a una variante. Ahora debo revisar mi argumento. La ciencia es así.
El virus patriarcal fue descrito por este autor en 2005. Se trata de un virus mental altamente infectivo cuyo efecto más pernicioso es activar el deseo enfermizo de controlar la sexualidad femenina con el único propósito de asegurar que la descendencia de su pareja es suya y sólo suya. Tiene su origen en un momento de la Evolución, concretamente cuando el macho humano relaciona coito con reproducción.
Este virus embotó la mente de hombres y mujeres dando lugar a una sociedad machista donde las hembras pasaron a ser propiedad de sus maridos, padres o dioses, dejando algunas para disfrute público: Las prostitutas.
Hasta bien entrado el siglo XIX no empezaron los individuos de nuestra especie a liberarse de esta infección. Desarrollando argumentos filosóficos y políticos consiguieron atenuar, que no eliminar este virus de sus mentes. En la actualidad, aunque no todas las personas consiguen dominarlo, existen más y mejores defensas contra el virus patriarcal.
Pero todas estas defensas flaquean cuando del individuo sufre la infección romántica. El sistema de crítica racional se ve afectado de forma muy notable, tanto que a veces se suspende el juicio.
La bajada de defensas racionales deja al virus patriarcal vía libre para volver a colonizar la mente. Se manifiestan entonces ideas y sentimientos de corte machista que antes ni siquiera se nos ocurrían.
Es muy frecuente ver comportamientos machistas en los individuos infectados por el virus romántico, tanto da si son hombres o mujeres. Se dan transformaciones ciertamente asombrosas. La mujer independiente y concienciada, segura de si misma se vuelve, de golpe y porrazo, en un monigote en manos de un chulopiscinas. El hombre liberal, tolerante e igualitario pasa a ser un “Otello” y ve cuernos por todos lados. Pero el filtro romántico evita cualquier juicio crítico y lo vemos como una bonita prueba de que están enamorados.
Y esto son banalidades al lado de las consecuencias realmente serias de este patógeno. Porque la enclaustración de las mujeres, el maltrato o el asesinato por celos tienen su origen en la educación patriarcal. Y esa educación la hemos recibido todos y todas. Un conjunto de ideas tóxicas de efectos letales para las relaciones entre las personas.
No todo el mundo responde de la misma manera. Si el sistema racional de crítica no ha quedado muy afectado, la mente puede volver a tener el dominio de la situación. Si consigue actuar a tiempo la infección se vuelve benigna, el virus vuelve al redil y el cerebro puede ya discurrir correctamente.
No existe cura contra la estas infecciones, o al menos yo no la conozco. Pero sí podemos reforzar nuestras defensas practicando una profilaxis a base de crítica y sentido del humor.
Humor, mucho humor. Es una de las claves. Tanto al virus romántico como al virus patriarcal les sienta muy mal el sentido del humor. Porque el humor desdramatiza, le quita trascendencia a las cosas y convierte a los mitos en cosas terrenales. Y la mitología es uno de los pilares del Romanticismo.
No se puede uno fiar de las cosas que no admiten una mirada humorística. Seguro que llevan gato encerrado. Reírse de comportamientos, frases, pensamientos o ideas románticas es una forma bastante eficaz de protegerse.

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